¡Estas zonas erógenas que no conocemos!
Todos conocemos nuestras zonas erógenas. Pero lo que no sabemos es que nunca hemos terminado de despertarlos para nuevas sensaciones y que… ¡tenemos otras, hasta ahora discretas, que bien podrían hacernos ir mañana a cortinas! Exploración. Tanto hombres como mujeres tienen las llamadas zonas erógenas primarias (en los hombres, el pene, los testículos, el punto P, en las mujeres, los senos, la vulva, el clítoris, la vagina, etc.). Estas zonas ponen de acuerdo a todos: están inervadas, sensibles y al tacto proporcionan placer. ¡Solo que descubrir tu cuerpo no se detiene allí! También existen zonas erógenas secundarias, más personales, que se despiertan según una personalidad, un momento, una pareja, una fantasía… A algunos les encantará que les hagan cosquillas en los dedos de los pies, otros se encenderán durante una caricia en el vientre. Y si todos estamos dotados de zonas erógenas primarias, todos tenemos zonas secundarias para explorar. En otras palabras, ¡nunca terminamos de conocernos! Entre los territorios ya recorridos que esconden nuevos placeres y aquellos a los que nunca nos hemos acercado… ¡el éxtasis no está lejos! Caminar en zonas erógenas Nos conocemos, conocemos a nuestra pareja, y muchas veces nos divertimos según nuestro criterio. Tomar una ruta ya conocida está bien, es nuestra “base erótica”. Pero para descubrir nuevas zonas erógenas y por tanto nuevas sensaciones, apostemos por dos puntos: la sensualidad y la suavidad. Preliminares larguísimos serán imprescindibles para salir de nuestras caricias habituales y atreverse a aventurarse (ya sea solo o en pareja). Una vez suba la excitación, que todos se rindan, acariciamos cada parte del cuerpo del otro y lo invitamos a hacer lo mismo. Otra invitación a la sensualidad: ¡masaje! Nos acomodamos cómodamente en la cama, elegimos un ambiente que nos guste y comenzamos con un masaje. No hace falta pensar en la relación sexual que seguirá: no es el objetivo y nos impide vivir el momento presente. Preferimos tomarnos el tiempo de descubrir el cuerpo del otro, desde la espalda hasta el torso, desde el codo hasta el cuello, desde la entrepierna hasta las nalgas... Un tiempo infinito frente a nosotros, sin presiones, en un contexto erótico. Despertar tus zonas erógenas: consejos Pasando su mano por un antebrazo… ¿de acuerdo? ¡El tacto es un arte! Y para despertar una zona erógena, ¡toquemos de otra manera! Usamos la pulpa de nuestros dedos para obtener los máximos escalofríos, agarramos o tiramos ligeramente de las uñas para un agarre un poco más salvaje... ¡Cambiamos de enfoque, de método! Y también ritmo. Más rápido, más lento, alternamos. Sin olvidar el uso de nuestra boca, muy sensible, húmeda, cálida, que nos permite acercarnos a los rincones del cuerpo de nuestra pareja de una manera diferente. Finalmente, los juguetes sexuales vibrantes pueden ser verdaderos "motores". Tu myPleasure será el compañero perfecto. Especialmente diseñado para estimular tu intimidad o la de tu pareja, vibrará en todas las partes erógenas de tu cuerpo con tal potencia que despertará ciertos rincones de tu anatomía. Comunícate con tu pareja Él nos toca, nosotros lo tocamos… Para descubrir nuestras propias zonas erógenas pero también las de nuestra pareja, ¡escuchémonos y no dudemos en comunicarnos! Cuando recorras el cuerpo de tu pareja, presta atención a sus reacciones, a su respiración, a la expresión de su rostro… Entonces comprenderás si vas por el buen camino. Así como te observará mientras te acaricia: dile con sonidos, suspiros... y que te gusta. Y luego, las palabras siguen siendo bastante útiles además de este lenguaje no verbal. “Me encanta, inténtalo de nuevo”… Al comunicarnos, hacemos que el viaje sea aún más sorprendente, nos aventuramos juntos, en pareja, a nuevos terrenos.